East Grinstead, Inglaterra, conforme va oscureciendo la tarde en Saint Hill, quedan todavía unas cuantas nubes rezagadas en el cielo crepuscular, una ligera brisa fresca de octubre y una cacofonía de idiomas diversos flota en el aire. Los invitados vestidos de etiqueta, trajes de noche y atuendos étnicos trascienden las culturas formando una multitud de 65 naciones que es recibida gratamente, mientras se les dirige hacia un elaborado escenario. Los flashes y un contingente de gaiteros con kilts tradicionales escoceses aportan su singular aire festivo. La expectativa es palpable.
Es la velada del séptimo día del décimo mes: el aniversario de la fundación de la Asociación Internacional de Scientologists (IAS). Sus miembros e invitados se han reunido durante los últimos 32 años para señalar el nacimiento de la asociación en esta fecha, en este marco boscoso y tranquilo que una vez fue el hogar del escritor, filántropo y Fundador de Scientology, L. Ronald Hubbard.
Este es un año especial, señalando los 12 meses del crecimiento quizás más prolífico en la historia de la Iglesia. Los miembros han venido a conmemorar no solo la inauguración de un nuevo centro regional masivo para la región Asiática del Pacífico en Sídney, Australia, y las nuevas instalaciones en Harlem, Nueva York; Atlanta, Georgia; y Budapest, Hungría, sino también para celebrar la labor misionera de la Iglesia en causas humanitarias que han sido una prueba de la profundidad, y en muchos casos del valor, de las campañas que apoya la IAS.
También la primera de las tres noches de celebración es para honrar el compromiso humanitario de una organización de afiliación que, desde 1984, ha preparado el camino para el crecimiento mundial y el apoyo de quienes se han dedicado a las buenas obras para sus semejantes. Esta velada no es diferente, excepto que los hitos marcados aquí iluminan una trayectoria de progreso constante en lo que primero fue un sueño y luego una realidad, que ahora se refleja en millones de vidas a las que se ha ayudado, gente a la que se sirvió y esperanza generada.
Al inicio de las presentaciones, el líder eclesiástico de Scientology, David Miscavige, destacó que la Iglesia no solo experimentó un año de crecimiento récord, —con la inauguración de nuevas Iglesias e instalaciones en todo el mundo—, sino que las misiones seculares de ayuda humanitaria también registraron un año excepcional.
“Bienvenidos a la gloria de la IAS”, les dijo a los miembros e invitados reunidos, que incluían a los Ganadores de la Medalla de la Libertad de la IAS previos que datan de las primeras jornadas anuales de la asociación. “Bienvenidos a una gloria que supera cualquier gloria desde que hicimos la promesa a la humanidad por vez primera”.
Conforme describía los acontecimientos que hicieron que el año pasado fuera único, el Sr. Miscavige citó la labor de los Ministros Voluntarios tanto en las zonas de catástrofes como en las comunidades locales del mundo; los adelantos logrados con las campañas para el reconocimiento de los derechos humanos entre los soldados en la Colombia arrasada por la guerra; la educación sobre las drogas llevada a los educadores, estudiantes y padres; y el trabajo exponiendo los abusos psiquiátricos.
“Y así, mantener estas creencias como auto-evidentes, que quienquiera que viole los derechos de uno, viola los derechos de todos, y un fracaso en honrar al ser humano más bajo es un fracaso en honrar a la humanidad”, dijo el Sr. Miscavige, “al mismo tiempo, también nos comprometimos a reconocer la magia en todo ser viviente y, por ello, la majestuosidad de la IAS. Y digamos que no haces ese tipo de promesa a menos que puedas cumplirla, lo cual, desde luego, podemos hacer”.
Ese compromiso se reflejó en cada uno de los Ganadores de la Medalla de la Libertad de 2016, Sandra y Felipe Poveda de Bogotá, Colombia; Ben y Meghan Fialkoff de Nueva York, y Shelley Wilkins de Sídney, Australia, cuyos relatos se desarrollaron durante la velada, esbozando los esfuerzos humanitarios que los miembros de la IAS han apoyado financiera, emocional y espiritualmente.
Al equipo de padre-hija de los Fialkoff se le concedió la Medalla de la Libertad por su labor activa llevando la educación de “La Verdad Sobre las Drogas” a decenas de miles de jóvenes de la ciudad de Nueva York, ayudando a generar la primera caída en el consumo de drogas entre los adolescentes en más de una década. Su esfuerzo se inició, dijo Ben, después de que las solicitudes de los miembros de la Iglesia y de la IAS le motivaran a implicarse.
“Me enfrentaba con un compromiso personal, un gran compromiso”, dijo el prominente cirujano periodontal de Nueva York en una entrevista posterior. “Recuerdo que salí una noche de lluvia y empecé a dar vueltas [por el patio] pensando, ¿puedo hacer esto? ¿Puedo hacer esto? Mi familia salió y dijo: ‘Papá, ¿por qué estás caminando bajo la lluvia?’, y dije: ‘Está bien, déjame pensar. Estoy pensando’”.
Cuando entró en la casa, dijo que había tomado la decisión, y él y su hija Meghan juntos lanzaron el primero de sus empeños contactando con la policía de la Ciudad de Nueva York, los intereses políticos y organizaciones, buscando aceptación y cooperación en lo que ahora se ha convertido en una campaña de educación sobre las drogas con mucho éxito en toda la región para los jóvenes. A su vez, esos funcionarios ayudaron a llevar los mensajes y los materiales de la campaña contra las drogas a las escuelas, centros comunitarios y a las calles de la ciudad con más de 1,000 reuniones y sesiones comunitarias.
Más recientemente, Ben, —un refugiado en 1962 de la Cuba de Castro— y Meghan expandieron sus actividades yendo a Centroamérica y reuniéndose con militares y funcionarios del gobierno en Haití, Guatemala, la República Dominicana, El Salvador y en otros lugares, generando nuevo apoyo para la educación preventiva contra las drogas en países donde la lucha contra la propagación de los males sociales relacionados con las drogas, exacerbado por el narco-tráfico ilícito, es un trabajo cotidiano.
“Aceptamos el reto porque creemos que esto funciona”, dijo Ben Fialkoff. “Y sí funciona”.
Sandra y Felipe Poveda también reflejaron sus compromisos en un contexto similar, abordando un desafío singular con las campañas de Unidos por los Derechos Humanos y Juventud por los Derechos Humanos.
En 2008, cuando Felipe era aún un adolescente, los dos hermanos empezaron a tratar con el ejército y con líderes gubernamentales en su Colombia natal con la idea de educar a los soldados sobre proteger más que violar los derechos humanos en un país devastado por la guerra, donde los 52 años de conflicto armado solo en época reciente llegaron a un alto al fuego y a negociaciones de paz.
Fue una decisión, señaló el Sr. Miscavige, que implicaba un riesgo considerable, y destacó la valentía de los Poveda.
“Es un relato”, les dijo a los miembros de la IAS, “que enfatiza el hecho de que quienes suben a este escenario son muy a menudo participantes secretos tras los titulares mundiales. También nos recuerda que igual de a menudo llegan a extremos peligrosos en la búsqueda de la paz y de la grandeza de la IAS. Y no es que arriesgar la vida sea requisito para ganar, pero cuando lo logran, el relato es asombroso”.
En reuniones en los campamentos de soldados en la jungla, Sandra, una dentista de Bogotá, y su hermano, un músico y artista creativo, eran una presencia “no amenazadora”, ferviente y concienzuda, hablando con audacia a los soldados sobre la compasión, sobre sus dificultades en el campo de batalla, y en un lenguaje directo sobre los asesinatos, secuestros, violaciones, el terrorismo y otros crímenes de guerra perpetrados tanto por el ejército como por los rebeldes en violación de la Declaración de Derechos Humanos de la ONU.
“Ellos escuchaban”, dijo Sandra en una entrevista posterior. “Nos escucharon”.
Los programas incluían representaciones de situaciones que los soldados tendrían que enfrentar, para decidir si proteger los derechos humanos, o usar la fuerza ilegal o infligir un trauma. El objetivo era ayudarles a comprender mejor sus responsabilidades morales y éticas, y la importancia de esas decisiones en su propia humanidad.
En un momento dado, dijo Sandra, un comandante militar se enteró de las reuniones, y estaba enfurecido porque no se le había pedido permiso, e inmediatamente canceló y prohibió las reuniones. Pero ella siguió imperturbable.
“No podíamos dejar que eso ocurriera”, dijo ella. Y así se puso en contacto con otros dentro de las fuerzas militares que la habían apoyado y les pidió su ayuda. Intercedieron y el programa se restituyó, lo que en última instancia educó a 300,000 soldados y les ayudó a transformar los derechos humanos en la nación.
En Australia, la galardonada con la Medalla de la Libertad, Shelley Wilkins, Directora Nacional de la Comisión de Ciudadanos por los Derechos Humanos, usó las leyes de Libertad de Información de la nación para combatir el abuso psiquiátrico en hospitales e instituciones de salud mental donde estaba ocurriendo el abuso.
Gracias al registro público, descubrió conflictos de interés de psiquiatras que tenían vínculos no revelados con farmacéuticas que vendían drogas psiquiátricas. Las revelaciones crearon un incendio en los medios de comunicación. Wilkins expuso la apropiación indebida de fondos, documentó las reacciones adversas no reportadas de productos farmacéuticos psiquiátricos dañinos entre los niños, y otras prácticas abusivas.
Al final, las revelaciones dieron como resultado la legislación para prohibir la esterilización de los pacientes en instituciones mentales y prohibir la “terapia” de electrochoque en los niños.
El programa destacó otros hitos del año pasado hechos posibles por miembros de la IAS, y detalló los logros de Unidos por los Derechos Humanos y Juventud por los Derechos Humanos, llevando mensajes de tolerancia y respeto con eventos organizados en más de 100 ciudades.
Con la ayuda de la policía nacional en el destino turístico de la isla Margarita, Venezuela, voluntarios y agentes distribuyeron 180,000 ejemplares de El Camino a la Felicidad, la guía secular para llevar vidas mejores, desarrollada por el Sr. Hubbard con sus 21 preceptos para la vida.
En EE. UU., los líderes de los Boy Scouts de América, la organización fundada en 1910 para enseñar autosuficiencia, respeto a los demás, y valores éticos, se asociaron con la campaña de La Verdad Sobre las Drogas patrocinada por la Iglesia para distribuir materiales de educación a los Boy Scouts, y para hacer que esa educación sea parte de los requisitos para la insignia al mérito.
El fin de semana de eventos incluyó los premios que honran a los principales contribuidores a la IAS, quienes han apoyado la labor humanitaria de la Iglesia en todo el mundo. Entre las actividades financiadas por esas contribuciones estuvieron los equipos de respuesta de Ministros Voluntarios (VMs) —formados por scientologists y no scientologists—, que han proporcionado ayuda a las víctimas de terremotos y de otras catástrofes naturales, y que trabajaron estrechamente con organismos gubernamentales y grupos de servicio para establecer relaciones mejorando los servicios de emergencia. Desde sus inicios, el programa VM ha llevado ayuda a más de 3 millones de personas.
El evento anual concluyó el 9 de octubre con la celebración del concierto de beneficencia para la comunidad de East Grinstead, incluyendo considerables donaciones para apoyar programas de servicio comunitario en la zona para jóvenes y ancianos, así como una contribución para ayudar a preservar la Bluebell Railway (la línea de ferrocarriles con locomotoras de vapor), una parte de la historia de East Sussex por más de 100 años.
El apoyo de la Iglesia a grupos de beneficencia en East Grinstead empezó cuando el Sr. Hubbard inició sus contribuciones en la década de 1960 como dueño y residente de Saint Hill Manor, financiando a los bomberos y otros servicios comunitarios y creando una tradición que ha continuado desde entonces.
Durante las presentaciones, el Alcalde de East Grinstead, Bob Mainstone, tomó un momento para improvisar un discurso ante 1,500 miembros de la comunidad reunidos para el concierto, hablando de su propia experiencia en Saint Hill.
“Voy a decir algo que nunca he tenido la oportunidad de decir antes ante tanta gente, y me gustaría solo dirigirme al caballero que ven… en este lado de la pantalla, al Sr. Hubbard, que … se implicó con la comunidad cuando vivía aquí”, dijo el alcalde.
“Participó en actividades diversas y apoyó organizaciones benéficas y lo que ha ocurrido desde entonces es que han continuado con esto y se han convertido en una parte muy importante de la comunidad de East Grinstead. Ustedes son muy ... muy valiosos para nosotros”.
Para el Sr. Miscavige, ese mensaje llevaba un significado especial.
En una reunión privada más tarde, en una sala tenuemente iluminada en Saint Hill Manor, se reunió con el Sr. Mainstone, ex alcaldes y concejales de la ciudad, y sus esposas, para darles un agradecimiento especial por sus años de colaboración.
“Aquí es donde crecí”, dijo el Sr. Miscavige, después de leer en voz alta una nota personal que le había escrito al Alcalde Mainstone... que hace 40 años había sido su maestro en la escuela pública, un mentor, una influencia en su vida, y un amigo a lo largo de esos años.
“Todavía considero East Grinstead mi hogar”, dijo.