En el instante en que la presión arterial y las voces de los presentadores del clima en la televisión de Florida empezaron a elevarse con evidente nerviosismo cuando el huracán Irma hizo un pequeño e insignificante giro hacia el norte desde su posición en las costas cubanas, los Ministros Voluntarios entraron en acción en Clearwater, a 536 kilómetros de distancia.
Se solicitó agua, hielo, herramientas, generadores, kits de higiene y se obtuvieron por medio de las redes desarrolladas para proveer alivio en el desastre a lo largo de Florida y Estados Unidos. Cuatro edificios de la Iglesia de Scientology, incluyendo el majestuoso retiro religioso Fort Harrison, comenzaron su transformación en refugios plenamente equipados. En un gesto de preocupación desinteresada por los vecinos de la Iglesia del centro de Clearwater, un equipo de Ministros Voluntarios colocó, martilló y clavó 750 láminas de madera contrachapada para proteger los escaparates y las puertas, asegurando 56 locales de negocios a lo largo de la calle Cleveland, en el centro de la ciudad.
Unas cuantas horas más tarde, en la noche del domingo 10 de septiembre —después de arrasar Naples y Fort Myers— un Irma más grande que el estado pasó a través de la parte centro-occidental de Florida, sacando el agua de la bahía de Tampa y derribando los muelles del Indian River al otro lado del estado en Rockledge, a 224 kilómetros de distancia. Con meticulosa organización, energía y determinación, los voluntarios de camisetas amarillas de pronto estaban en todas partes tras la senda de Irma.
En Clearwater, cuando fue seguro, los Ministros Voluntarios retiraron la madera contrachapada de los escaparates, y fueron de casa en casa en las zonas más devastadas, preguntando: “¿Qué necesitan?”, y proporcionándolo subsecuentemente: desde reparar ventanas, quitar árboles de las casas y limpiar escombros, hasta rastrillar las algas de la playa de Clearwater, entregando hielo y proporcionando comidas calientes cada día a los residentes de North Greenwood, que estuvieron sin energía eléctrica durante días. Ministros Voluntarios de otras Iglesias se unieron a los fatigados Ministros Voluntarios para proporcionar servicios rápidos, seguros, organizados, y en algunos casos, vitales…, aquí, en la ciudad de la sede central de la Iglesia, así como en las comunidades de todo el mundo.
